22 de abril de 2012

Segunda

Había decidido no seguir más con ese asunto. El traje de suplente ya no le quedaba tan pintado como antes. La aventura había resultado por demás vertiginosa y, aunque jamás lo había planeado, quedó en ese puesto secundario contra la que siempre había despotricado y en el que juraba y perjuraba que nunca iba a caer. Su acercamiento a ese hombre tan apetecible como prohibido, no había sido nunca su intención. Tal vez el tormento del que salía, o la confusión tras una nueva desilusión amorosa, la empujaron a ese lugar. No lo justificaba, no estaba orgullosa. Pero había sucedido. Y había sido divertido, no lo negaba. Pero en nada le servía para salir adelante.

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